CUANDO NO SE PUEDE
ESCRIBIR DE OTRA COSA
Por Rosa Inés Villalobos Álvarez
asesinada en Chile el día seis de febrero, 2014
Es aceptado
entre quienes escriben, que el rigor de la práctica es algo necesario para ir
dando peso al trabajo de cada cual. Para
ello, aconsejan – o aseveran- se debe dedicar cada día un tiempo definido para realizar esta labor, la que puede fluir
en la forma que sea, prosa o poesía, el asunto es ejercitar. Hay quienes
consideran indispensable para ello la complicidad de “las musas”, o sea, la
presencia de nítida de la inspiración, vista ella, como un estado especial del
espíritu y los sentidos. Correcto. Unos y otros por mi parte, tienen razón y me
pliego a sus planteamientos como una más del gremio. Sin embargo, quisiera que
alguien me explicara qué se puede hacer cuando no es posible escribir el tema
que se quisiera porque este es, sencillamente anulado por el peso de lo real: lo que ocurre en el gran libro de la vida.
Traigo
esto a colación porque, últimamente, se ha hecho casi una moda que los
escritores o artistas se sumen, a través de su obra, para manifestarse a favor
o en contra de algún tema o posición ideológica en general. Por ejemplo: a la NO violencia, a
la No discriminación o a las demandas
sociales, ambientales, reivindicativas y compensatorias que a todos nos conciernen de una u otra forma. Bien por
ello. Si es lo que les dicta su conciencia, es lo que DEBE ser. Sin embargo,
muchas veces (más de las que quisiera) me encuentro pensando de cuánto sirve
todo aquello. No pretendo hacer una crítica, no, y admito haber colaborado gustosa
con alguna causa mundial a través de un
escrito y con la mejor de las intenciones, pero…el caso es que no basta, no, no
y no. No basta, y solemos balancearnos en el límite intangible en que
el loable incentivo original pasa a ser no más que un acto de lucimiento, casi
fatuo y de nulo resultado.
Es
entonces cuando debiéramos optar por no insistir con esos temas y seguir
escribiendo lo que se nos da mejor: poemas, cuentos y hasta novelas que, sin
tanto riesgo, nos hagan capturar de un modo menos crítico la atención de los
deseados lectores. Mas… ¿qué se puede hacer cuándo a pesar de todos nuestros
intentos no se puede escribir de otra cosa? ¿Cómo impedir que lo cotidiano no nos
afecte? Más aún: ¿cómo dar vuelta la espalda y sentarnos a divagar en las enseñanzas
de tal o cual autor cuando el mundo se desmorona a nuestro alrededor? Difícil.
Lo confieso: para mí ha sido imposible esta semana después de abortar tres, cuatro, cinco y más intentos de seguir con el trabajo proyectado anteriormente, a causa de lo ingrato que puede ser el dedicar una hora al día a ver el noticiero.
Tres, cuatro, cinco y más puñaladas fueron las que recibió en el cuerpo Rosa Inés Villalobos Álvarez (56 años), el día seis de febrero, de manos de su conviviente: un hombre de 54 años que además intentó matar a su hijo de 13 años y que no presentaba signos de arrepentimiento al verlo esposado en el noticiero de TV-, convirtiéndose en el tristemente célebre autor del sexto femicidio de nuestro país en lo que va de este año que recién comienza.