miércoles, 29 de septiembre de 2010

Mi lectura / La Cama



Este registro audiovisual del último texto de mi lectura,fue filmado por Margarita Bustos en nuestra visita al Chancho Seis, y aunque no alcancé a escuchar a Zara Bahdí...la quise incorporar aquí, como en los viejos tiempo.
El Chancho...bueno, ÉL tenía que estar, y la edición fue aporte de mi hija Susana. ¿El resultado? Se hace lo que se puede, pero... ¡con muchas ganas!
¡Ah!, el texto está en mi libro "No hay más que Esto", para que se entusiasmen, lo adquieran, y así ayuden a la "pobre-poeta-autoeditada". Gracias!

viernes, 24 de septiembre de 2010

Mi cobro / Deudas




DEUDAS

Para contigo pasa, que...

La vida me arrastra una deuda:
(de rezago, antigua...)
ni prescrita, ni en ausencia,
sin documentos vencidos
ni plazos de advenimiento.
La vida me congela el tiempo
y se me antojan eternas
las faltas de tu presencia.

Me debe el asombro primero
ante el despertar de tu fuerza.
Me debe la inocencia y su pérdida.
Me debe, el tejer amaneceres
extasiados y enredados entre dos.
Me debe un llanto compartido
de alegría, ante la vida nueva.
Me debe tu arado y tu siembra.
Me debe en solitario, pasos,
y las señales torcidas del camino.
Me debe de lo andado, el sentido.

Y para cobrarme de ello
sin terminar esta vieja cuenta
(sea cual sea el objetivo),
llevo un saquito en la cintura
y una ranura entre las piernas.
Cada noche, me repacto contigo
y amanezco un poco más llena
de tus talentos de besos tibios,
de los valores que me revelas
y escondo bajo la almohada
porque...

Para contigo pasa, que...
La vida me arrastra una deuda
que exijo que pague y pague
sin boleta, factura ni recibo
para que nunca, nunca se acaben
los abonos impagables de tu parte.




Amanda Espejo
Quilicura/9/2006

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Presentación de mi libro NO HAY MÁS QUE ESTO




Ayer, tal como lo deseaba, rodeada de familia, buenos amigos y compañeros de letras, se llevó a cabo la presentación de mi libro NO HAY MÁS QUE ESTO.
No quiero repetir en este espacio lo que puse en el blog de LA MANCHA, así es que aquí me dedicaré a agradecer a todos quienes me acompañaron anoche y durante el largo proceso que fue necesario para concretar la publicación de este libro. ¿Motivos?, la inseguridad principalmente; el temor a mostrarme demasiado desnuda y expuesta  frente a un público abierto, dentro del cual, aún pienso, ha de haber quien no comprenda o malentienda mi propuesta. Sin embargo, eso ya lo he dejado atrás, y ha sido en gran parte por el apoyo recibido desde muchas personas, quienes confiaron y me animaron a seguir adelante. Mención especial debo hacer de Lila Calderón, mujer, poeta,amiga, artista completa, quien sin ningún problema y llena de entusiasmo se tornó en parte importante de este trabajo. También, logicamente, debo nombrar a mi compañero Pablo Delgado, quien me regala, tal como dije ayer, el tiempo libre necesario para que yo me pueda sumergir a mis anchas en el mundo de las letras y difusión cultural.
Fue, agradabilísimo ver ayer a personas que no veía hace un buen rato, como por ejemplo, a Cristian Fox y a Zara Bahdí, nuestra amiga manchada que, aunque corriendo, llegó en el momento adecuado para darme su apoyo.
Agradeceré aunque sea con los nombres al "equipo" maipucino: Lichazul, Ana María Fabio, Yorka, Mario, Melania Tello (de Lonquén); a Mery Coloane y Denni Zu, del grupo Encuentro, a los quilicuranos Miguel Mora, Miriam Lagos, Arjex (con Lucy), Ariel y Rosita; a Nancy Molina y a Fernando; a Patricia Pinchón, Manuel Andros, Alejandro Wasiliew; Laurita, Francisco, Bastián, Susita y Mariela; a los músicos; a los que no conocía, y por último, a los dueños de casa Yasmín Fawaz y Michael Hill, quienes en todo momento facilitaron las cosas para que todo resultara bien.
También agradezco a los que por algún imponderable no pudieron llegar (en algún otro momento compartiremos y hablaremos sobre esto), y a los que por la distancia les era del todo imposible...Maritza, Ian, María Bernal, en fin, todos, a todos los que llevo en el corazón por uno u otro motivo. Ahora el trabajo está hecho y sólo queda el disfrutarlo!
¡Estoy feliz!

jueves, 2 de septiembre de 2010

Mi cuento / Akui we tripantu



AUKI WE TRIPANTU
(Llegó el nuevo año)


La noche del 23 de Junio del año 2012, horas antes del solsticio de invierno, Andrés Mora Paillamán caminaba firme por la Alameda rumbo al Cerro Santa Lucía, a la celebración anual del Wetripantu que se suele realizar año tras año en la terraza del antiguo Cerro Huelen. Una mezcla de sentimientos antagónicos le merodeaba el pecho. Y era de esperar de alguien como él, desconfiado al máximo de cada cambio que la vida le presentara. Ello lo aprendió desde niño, cuando se dio cuenta, aun en medio de su inocencia, de las burlas solapadas que causaba en sus compañeros de colegio su apellido materno. El “Mora Paillamán Andrés” de la famosa lista de asistencia jamás dejó de atormentarlo y nunca tuvo carácter ni para obviar las bromas, ni para enfrentarlas. Con los años y no sin algo de vergüenza por su parte, optó por evitarlas; de este modo, amparado en el “Mora” logró sortear sin sobresaltos la enseñanza superior relegando a un tercer y cuarto puesto el apellido materno hasta conseguir que quedara en el olvido.
La verdad es que muchas veces se sintió tentado de devolverle su importancia e involucrarse más a fondo en la problemática que solía envolver el día a día de los pueblos originarios, pero los ojos claros de Bernardita, su esposa y el cabello rubio de sus dos hijas se lo impidieron. No fuera a ser que...
Hoy, a sus 47 años y con sus hijas en la universidad, el destino le jugaba una vuelta de tuerca: Alicia, la menor, contrariamente a lo esperado había descubierto por sí sola la cultura de sus ancestros, y se encontraba fascinada y orgullosa a la vez de portar, aunque distante, el apellido de la abuela paterna.
- Son otros tiempos papá – le dijo la tarde que lo enfrentó. Yo no quiero ni tengo que actuar como tú. ¿Acaso no te das cuenta cómo han cambiado las cosas? Atina papá; ya pasamos de sobra el Bicentenario.
Él, más ceñudo que de costumbre, solía refunfuñar frente a esto.
- Los cambios – decía –son de los dientes para afuera. Todo ese folclorismo cínico que se ha puesto de moda no es más que una excusa para disimular los problemas de fondo, la discriminación encubierta y el abuso milenario contra nosotros, los pueblos diferentes. Por eso mismo fue que yo...
- ¿Yo qué papá? ¿Quieres decir que por eso te negaste tanto tiempo? Y la abuela, ¿no pensaste en cómo se sentía ella?
- Tu abuela nunca tuvo queja de mí, al contrario, mientras vivió siempre me puso como ejemplo de perseverancia y superación.
Cada vez que la discusión llegaba a un punto parecido, Alicia lo miraba tristemente y luego se daba la vuelta y comenzaba a cantar bajito. Tatareaba algo suave y rítmico, algo heredado del quimün (conocimiento) que habla del canelo, del newen y de todo lo que Wün fucha (Dios, creador) le ha dado a su pueblo para cuidar y mantener con la condición de que tomen sólo lo que es necesario. Su voz y la lengua milenaria hacían que Andrés retrocediera en el tiempo, tan así, que le parecía estar oliendo el seno de su madre.
¿Cuántas veces se había repetido entre ellos esta escena u otra parecida?
Exactamente, Andrés no lo sabía, pero le habían parecido incontables hasta que este año, recién pasada la barrera temporal del Bicentenario, los legisladores, atizados por el clamor cada vez más amplio de los ciudadanos responsables del país, se dieron maña en aprobar nuevas reformas en distintos campos que, sin lugar a dudas, hacían pensar que de una vez por todas el Respeto y la Igualdad dejarían de ser un par de bonitos vocablos al capricho del orador más capaz.
- Ahora es distinto - le explicó una vez más Alicia -, ahora no se trata de que sea algo decretado nada más que por ley. Hoy, la ciudadanía lo pide porque lo siente, y lo siente así, porque han escarbado hondo, mucho más hondo que yo lo hice para reencontrarse con sus orígenes y encararlos sin vergüenza con el propósito de aceptarse y potenciarse mutuamente.
Aquella tarde, ella lo había abrazado emocionada y luego había partido corriendo a celebrar por las calles.
Andrés había dudado, lo admitía sin pudores. Había dudado y mucho. Dudo en conversarlo con su mujer, dudo en preguntar sobre aquello en su entorno y hasta dudó de las noticias de la TV y de los diarios de distintas tendencias que se exhibían en los aparadores. Mas, no fue capaz de resistirse a la invitación de Alicia, la que abarcó a todos los integrantes de la familia:
- Atención familia: esta noche los espero a todos en la Alameda para la celebración del Wetripantu. ¡Año nuevo mamá! Si, sé que no entiendes mucho, pero quiero pedirles que esperemos juntos el momento en que la noche camina de regreso dando paso a un nuevo ciclo de vida. Es muy bello y simbólico todo aquello y estoy segura que les va a gustar... y sobre todo, sé que a la abuela Marta esté donde esté, le va a encantar.
Todavía sorprendido con la actitud complaciente del resto de la familia, Andrés caminaba a esta hora a la cita enterrando el último de sus temores: la reacción de su mujer. ¿Acaso había sido necesario tanto silencio y desconfianza de parte de él?
No podía asegurarlo, pero a medida que avanzaba, el relajo de la gente, su risa alegre y las actitudes confiadas de las personas que seguían su norte le hizo creer que tal vez, sólo tal vez, había exagerado un poco, corriendo el riesgo de borrar de su existencia la memoria de su pueblo. Hoy, pensó, es tiempo de echar pie atrás. Nunca es tarde para ello si se tienen claras las cosas. ¿Claras? Andrés echó a reír sin ningún tapujo en medio de la calle. Le parecía tan raro que después de una vida de represión interna, fuese a dejar todo atrás de una manera tan fácil. Seguramente, él estaba bendito esta noche especial y sólo de pensar en el nuevo amanecer y en su espíritu renovado y limpio le hizo apurar más el tranco. Pudo distinguir varios conocidos e incluso algunos amigos de juventud durante la subida a la terraza.
- No puede ser... ¡miren quien viene allí! ¿No es “el Mora”?
- Nada de que “el Mora” – interrumpió él, amable pero muy seguro –. Me llamo Andrés Mora Paillamán -. Y haciendo honor a su nombre, continuó, tranquilo, a las alturas.






Seudónimo: Cóndor Tranquilo

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Mi fecha clave / Martes 7 de Septiembre - 2010


Después de casi tres años de trabajo interrumpido  e indecisiones, por fin, mi poemario.
Estoy muy feliz!

Collage de Amanda