jueves, 26 de febrero de 2009

Poema RETROCESO





yer, hace unas horas,
pude entrever tus labios...
ambos, como parte de un todo
y sin poder evitarlo
recaí en los tiempos idos.
En la secuencia inversa
de doce lunas enterradas,
lunas tristes, lunas yermas,
mudas testigos de mi metamorfosis.


Alguna vez....
Fui polilla con alas de mariposa.
Recordé las luces multiplicadas
estrellándose contra la ventana.
Escuché...
tu voz a horcajadas en el viento
descuartizando la noche,
y mi permanencia, quieta, hipnótica,
recortada contra el muro de cristal.

Yo... la duda... el acto... la consecuencia,
en desmedro frente a ti:
Tú... el misterio... la causa... el efecto.


Alguna vez...
Fui un pez con cola de gorrión.
Recordé tus manos de alfarero
moldeando ideas sobre el papel.
Presentí...
tus dedos descubriendo mi espalda
reinventando mis senderos,
y el arrullo suave de tus palmas...
canción de cuna sobre mis senos.

Yo... el deseo... la negación... el miedo, en desnudo frente a ti:
Tú... el reflejo... la respuesta... el silencio.


Alguna vez...
Fui loba con alma de mujer.
Recordé los aromas del origen
y el verdor fresco de las praderas.
Intuí...
el final y el comienzo del camino...
Supe, que al escarbar en tu corazón
fluye y escurre mi propia sangre,
negándome toda posibilidad de vivir.

Yo... el instinto... la búsqueda... el dolor, en esencia frente a ti:
Tú... el destello... las certezas... el no encuentro.


Ayer, no hace más que unas horas,
me presentaste tus labios
y allí, tras el esbozo de una sonrisa
pude percibir alado e inmerso
en las lagunas de la indecisión,
el aliento tenue de un beso.





Amanda Espejo
Quilicura/6/05/2006

domingo, 22 de febrero de 2009

Mi cuento / Todas íbamos a ser Reinas





A mi Pablo:
¿Sabes? En este lento amanecer voy a contarte un cuento, no para que te duermas, sino, para que despiertes y así tus ojos abarquen (de Mí) un "tantito" más.

Para saber y contar:

TODAS ÍBAMOS A SER REINAS


"Todas íbamos a ser reinas
de cuatro reinos sobre el mar.
Rosalía con Efigenia
Y Lucila con Soledad."

Gabriela Mistral



C
on voces alegres, bañadas con el color de la inocencia, un corro de niñas asidas de la mano, jugaban a la ronda de las princesas. Todas juraban serlo, incluso la pequeña de las rodillas rotas, María, quién solía tropezar y caer a causa de su impulsiva curiosidad.
En aquel momento se sentía la más cierta de las princesas y tal como el estribillo que coreaban, soñaba el futuro aquel donde llegarían a ser reinas. Para eso, sólo les faltaba crecer.
María no había crecido más que un par de centímetros cuando, un día, al preguntar a su abuela sobre el por qué de los "porqués" que asomaban a su pequeña cabeza, tuvo como respuesta, lo que siempre intuyó en los gestos bruscos de su “padre” y en los ojos bajos de su madre: La verdad sobre su origen
La abuela le narró una corta y simple historia de amores y desamores que eran muy complicados todavía para su edad, pero, a medida que escuchaba, muchos de sus "porqués" se fueron reventando en el aire.
El abrazo de su abuela quiso compensarla de algo que siempre presintió: la falta de amor, mas, sólo logró que le brotaran las lágrimas. Luego, fue a su pieza, se encaramó en un piso y se buscó en el espejo. Siempre que lo hacía buscaba algo...algo... esta vez lo encontró: una marca indeleble sobre su frente.
Y allí lo supo todo sin saber siquiera las palabras exactas: Hay niñas princesas que nunca llegan a ser reinas. Las niñas bastardas. A las niñas como ella, aquello les está negado.


Amanda Espejo
Quilicura/11/04/2006

Mi asombro / No lo entiendo





NO LO ENTIENDO




T
e lo juro... que no entiendo este milagro de escuchar...
cómo puedo descifrar esta lluvia de palabras,
de las voces conocidas (algunas, hasta amadas)
cómo puedo ser capaz de traducir sus mensajes...
extraerlos de esa masa sonora y aplicarles un sentido
rescatando la identidad de sus emisores.
¡Cómo puedo hacerlo! Si todo eco se despedaza,
se desintegra en mis oídos
contra la barrera inmutable de tu voz.
Tu voz, que talló conceptos de roca,
con la suavidad de la miel sobre la playa de mis sentidos.
Allí permaneces: silencioso y vibrante a la vez.
Tan etéreo, como lo son los pensamientos,
pero, sólido y presente como lo son las realidades.
Y me pesas... me pesas tanto, que a veces no entiendo ¿¿ ??
donde encuentro fuerzas para seguir respirando
y depurar este aire espeso,
con la densidad del deseo gravitando entre tú y yo.
¿Cómo inhalar otra cosa que no sea tu esencia?

La fresca brisa ha muerto:


Hasta el viento invernal arrastra oleadas cálidas
que me anuncian... a ti, perfume mixto de sabores:
anhelo dulce y ayuno amargo.
Te lo juro, que no entiendo, este castigo de existir,
este desperdicio de sentidos, este derroche de alimentos
que mi cuerpo sabio rechaza: él, sólo aguarda por tí.
Lo demás, no son más que reflejos
condicionados por el sub-sistir.
¿Cómo puedo hacerlo? Si al hallarte me he perdido
y no reconozco el tiempo, los lugares
ni el espacio al que me han condenado.
No soy más que un accidente,
un hecho que no debió SER
y mi alma extraviada anidó donde nunca FUE.
Dime...¿cómo puedo reconocerme?
si ni siquiera sé quién soy...

¡Obsoletos declaro a los espejos!


A los cristales y a la luna de agua,
porque...te lo juro, no entiendo si es hechizo o deformación,
terca ceguera de mis ojos o intuición de mujer:
cada vez que me miro... (te lo juro, no me encuentro)
estás tú, mezcla de luz y sombra
mi rostro, el de tus dolores y mi llanto contenido,
bajo mi piel, tu ausencia en carne viva
y te siento amor... te siento tanto
que hasta mis pies, son tu camino
y mis labios incompletos, son promesas en susurros
de mis besos (de los tuyos), y te juro amor,
te lo juro que no entiendo
ni la vida ni la muerte ni esta burla del destino.




Amanda Espejo
Quilicura, 16-12-2004

domingo, 15 de febrero de 2009

Mi travesura / D 20




D 20







Ese encanto muchacho...
¿de donde sacas esos ojos?
Diez años menos
¡qué va!
De veinte me sentiría
si fuera cierto.
Y ese rubor de tu cara
este calor que me envuelve
esa ternura del gesto...
Dulce
Darme
Duro
Darte
Pegada a ti quedaría
si no fuese en breve
el arte de despertar.





Amanda Espejo
Quilicura/24/10/08


P.D.
¿Y por qué Bertoni puede?

lunes, 9 de febrero de 2009

Mi desencanto / Fragmento






FRAGMENTO





(...) lo sentía llegar,
lo sentía caminar por el resto de la casa
(las tablas del piso cantaban sus pies).
Entonces,
yo me agazapaba en la cama
me enroscaba en mí como gata caliente
al acecho del umbral...
Luego,
crujía el techo
trinaba un pájaro
ladraba un perro
lloraba un niño
silbaba el viento...
y mi frustración, sin aliento
comenzaba a desaguar
lento
lento,
tibio y lento
por entre mis piernas (...)



Amanda Espejo
De "NO HAY MÁS QUE ESTO"
(Mi libro en barbecho).

Dibujo: Mí.

viernes, 6 de febrero de 2009

Mi pena / La Faltante





LA FALTANTE



Ella se fue, madre
cuando el letargo era en las horas.

No hubo huellas sobre la nieve.

A contrafilo de brillo y sombra
tres trinos tristes dio el cuculí.

Emigró el sueño junto a su vuelo.

La casa no tiene ventanas
¿podrá entrar el día bajo la puerta?

No cabe........................................

No cabe el latido dentro del pecho
rasgadas en oblicuo son las paredes.

Acta de duelo ronda las 4 esquinas.

Ella ES falta y...............................

Su acto en pleno degüella el nombre
y censura la palabra MADRE.







Amanda Espejo
Quilicura/ febrero/ 2009

miércoles, 4 de febrero de 2009

Mi tierra / Bajo el sauce




BAJO EL SAUCE


Habrá que aceptarlo: el tiempo asola
causando a su paso estragos en el huerto.
La tierra... (mi tierra)
cansada, yerma y dormida
bajo los tranquilos rayos del sol,
ya no calienta...
ya no provocan sus entrañas
las erupciones de antaño.
La semilla cae, lenta,
tan lenta, que se disgrega en el aire
aun antes de besar la era.

Ya no copulan surco y azadón.

Habrá que aceptar, por lo tanto,
que el huerto está en veda
arbitraria, absoluta y perpetua
durante un otoño interminable.
Sus contornos armoniosos
se los ha sorbido el viento
y la curva de sus deslindes se repliega
ante el tranco salvaje del invierno.
El huerto agoniza en SOLO
arrimado a la vera del único árbol
(¿un sauce tal vez...?)
con la esperanza leve de que una,
una sola de sus verdes de lágrimas
le caiga encima y le bese la frente
para entonces,
anulada la sed de la espera
(él pueda...)
congraciarse consigo mismo
y disolverse en paz.



Amanda Espejo
Quilicura/19/01/06

martes, 3 de febrero de 2009

Poema EXHORTO PARA UN COBARDE







¡Vamos, mírame ahora!

No te voltees... ¿no te basta?

¿Acaso, no he cambiado lo suficiente?

Existe una deuda pendiente entre los dos,

un "algo" sin acabar que me ha impelido a regresar.

Aquí me tienes, desnuda y descalza ante ti,

mis pies en desangrado a causa de desandar el camino.

No me rehuyas... ¿no te basta?

¿No estoy de sucia lo suficiente?

Cada mancha de mi cuerpo trasluce una violencia distinta.

La copa de cristal se ha roto.

Ahora, beberás de mis manos,

de los surcos que las entrecruzan.

Aquí las tienes, sobrevivientes de sol y lluvia.

No las apartes... ¿no te basta?

¿Acaso su temblor no es suficiente?

Cada quebranto de mi espíritu tuvo su despertar en ti,

en tus cobardes recelos, en tus "querer" y no "hacer".

Por ti, rasgué mis vestiduras y me bañé de distintas fuentes

hasta que me chorrearon las piernas.




¡Vamos, no tapes tus oídos!

¿No era aquello lo que te apartaba de mí?

En cada esquina de mi memoria abandoné un nombre diferente

desechados, en pos de tu recuerdo

y de las mudas promesas que clavaste en mi espalda.




¡Vamos, no escondas la cara!

¿No era esto lo que rezaban tus labios?

La muñeca ha quebrado su rostro

y por su pecho resbalan fragmentos de porcelana.

Se escurren de tanto en tanto negándose a dejar su pasado...

sus larguísimas pestañas

sombreando las cuentas de vidrio.




¡Vamos, mira estos ojos nuevos!

¿Acaso, no han llorado lo suficiente?

Fíjate... sus bolsas hinchadas...

y el exquisito violáceo de sus ojeras lo cultivé para ti:

es el preciado color de tus santos

y lo encarnado de mis labios, reflejo y fulgor del pecado.

Así vengo... ambivalente.

Una nueva mujer de despojos.




¡Vamos, qué esperas!

¿Acaso, no me he revolcado lo suficiente?

¿No lo he hecho todo para descender a tu altura?

Todo... todo... todo...

Para que no tiemblen tus manos

para que no me eviten tus ojos

para que me poseas sin culpa ni temor a que me enrede en tus dedos.

Para que me acojas en tu pecho por una noche, un momento,

y puedas sacudirte en la mañana.

Todo... todo... todo...

Me he asomado a los infiernos para vislumbrar tu cielo.

He torcido el gesto de mi sonrisa

y he puesto amargor en mis senos

marcando precio de compra hasta a... lo que no se vende.




¡Vamos! ¿Te parece poco?

(No comprendo tu estupor)

¿No me he corrompido lo suficiente?

¿No inclina la balanza mi dolor?

Acaso... yo pudiera...

brindarte un último presente:

una línea color sangre a lo largo de mis brazos.

Un par de líneas paralelas

(¡Oh, tristeza!)

como tu historia y la mía,

que desagüen de a poco, en rojo

este veneno de amor.




¡Vamos, ahora ayuda!

Corta tú los hilos de esta marioneta

que se desmorona

irremediablemente, sobre tus pies.

¿Sabes? No entiendo de qué te quejas.

¿Acaso... no era esto lo que querías?





Amanda Espejo
Quilicura/2007

Texto representado en la Biblioteca Santiago, en el Recital de Poesía Mujer
y en el Centro Cultural de Quilicura, Dia de la Cultura.